lunes, noviembre 19, 2007

Amor en soliloquio 3

Nada socava al amor.

Ni el ritmo perentorio del tiempo

en sus cuentas obsoletas,

ni el abrazo largo de la justicia,

ni el sonrojo, ni el cadalso;

ni siquiera aquellos gritos

antes de abandono.

Nada disuelve al amor.

Nada lo encubre,

ni lo detiene.

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